- POTENCIAR comportamientos deseados, mejor que prohibir los no deseados
- ELEGIR los mejores MOMENTOS para educar, frente a hacerlo a bote pronto.
- PREMIAR más que castigar.
- Aprovechar y RECONOCER LOS PUNTOS FUERTES como apoyo para mejorar en los débiles, frente a olvidar los puntos fuertes y centrarse en criticar los débiles.
- Crear hábitos a través de la libertad, frente a crear costumbres a través del miedo y la autoridad..
- Criticar hechos concretos, en lugar de desacreditar a la persona entera: “este cuarto no está recogido”, frente a “eres un desordenado” o “no sabes ordenar tu cuarto”.
- PREVENIR y ANTICIPARSE, frente a corregir
Además de a través de formación, se consigue con un CAMBIO DE ACTITUD global, principalmente en los padres, pero también en el resto de la familia. Este cambio global consiste en varios cambios:
- - Cambiar la forma de hablar: es el principal cambio, y facilita todos los demás
- construir frases afirmativas, no negativas
- crear frases para alabar actitudes que antes sólo recibían un silencio o un gesto de aprobación
- relatar hechos, en lugar de calificar y etiquetar a las personas
- Autocontrol: es el más difícil, especialmente si tenemos un carácter muy impulsivo y hemos desarrollado el hábito contrario. Es necesario para - no tomar malas decisiones en caliente y esperar a los momentos más adecuados.
- ignorar comportamientos no deseados que no son nuestro foco de atención
- mejorar el clima familiar
- Cambiar la forma de ver las cosas: - cada error del niño es una oportunidad para enseñarle.
- reconocer los errores ante los hijos no es debilidad, es una ocasión única
- las muestras de afecto y cariño son el “pegamento” de la familia.
BREVE FUNDAMENTO NEURO-FISIOLÓGICO
En su lugar, toda esa insistencia y energía deben aprovecharse para que el cerebro represente acciones buenas una y otra vez, de forma que el niño las tenga siempre presentes.
PREGUNTA | RESPUESTA |
¿Qué frase es más común en casa?
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¿Cuántas veces a lo largo del día alabas a algún miembro de la familia por lo que ha hecho? | |
¿cuántas le criticas o regañas? | |
¿Qué hay más en casa, premios o castigos? | |
Al regañar o corregir a los hijos, qué resultado suele conseguirse:
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Cuando hablas en serio con los hijos, | |
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¿Hay muchas “etiquetas” negativas en casa, como “desordenado”, “desastre”, “vago”, “egoísta”, etc... entre los distintos miembros de la familia? | |
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¿Sois cariñosos en casa? ¿Se nota que os queréis, o sólo “se sabe”? | |
¿Cuánta libertad tienen tus hijos? ¿principalmente en casa ha sido “consentida”, “preparada/planificada” o “conquistada”? | |
En base a las respuestas, deberías encontrar tus áreas de mejora para educar en positivo, y así preparar algún plan de acción que mejore la situación en alguno de los apartados que lo requieran.
El avance de las nuevas pedagogías ha permitido desarrollar métodos de educar mucho más eficaces y avanzados, agrupados en general respecto a la educación positiva, aquella basada en la afectividad, el optimismo y el refuerzo positivo. Sin embargo, este sistema tan positivo tiene un punto débil que se ha extendido por gran parte de la sociedad, que es de lo que hablaré en estas líneas, y que se resume en la diferencia de respuestas que obtendríamos si hiciéramos estas dos preguntas a cientos de padres:
a) ¿Crees que educas a tus hijos de forma positiva?
b) ¿Cuántos cursos o libros has leído sobre educación positiva?
Hoy en día, seguro que un alto porcentaje de padres respondería afirmativamente a la primera pregunta, pero sólo unos cuantos darían una respuesta aceptable a la segunda. Y eso es lo que representa el mayor peligro de la educación positiva: para educar en positivo, hay que estar preparado, pero hoy en día muy pocos lo están. ¿Y por qué representa esto tal amenaza? Pues porque, en resumidas cuentas, educar en positivo sin estar preparado, en un porcentaje altísimo se traduce en una ausencia de educación, mucho más grave incluso que las educaciones intransigentes y traumáticas de las generaciones anteriores.
Esto ocurre básicamente por un problema de idioma. Cuando uno no ha aprendido cómo se educa en positivo, pero sabe que ese sistema es el mejor y trata de aplicarlo con toda su mejor intención y su buen criterio, suele aplicar lo que le indican los nombres, y asocia a educación positiva términos similares como permisividad, libertad, tolerancia total, proteccionismo etc... desterrando otros con connotaciones negativas como normas, límites, responsabilidades, etc... Y aquí es donde reside la gran cuestión: cualquiera que estudia pedagogías positivas comienza aprendiendo que la educación positiva es una educación de límites, normas, responsabilidad e independencia que utiliza el refuerzo positivo como la mejor forma de acceder a la voluntad del niño y hacerle ver los beneficios de esa educación para que libremente opte por las mejores opciones.
La necesidad de normas se comprueba fácilmente desde las primeras semanas de la vida de los niños. Los niños necesitan saber a qué atenerse, y por eso constantemente fuerzan las situaciones, buscando los límites de todo y de todos. Es una búsqueda normal e intrínseca al ser humano, que se puede tratar principalmente de tres formas:
Antiguamente, todos estos límites se aplicaban desde "la mano dura". Como los ambientes en que crecían los niños estaban bastante controlados, y no había muchos cambios, el sistema funcionaba razonablemente bien simplemente copiando la educación que uno había recibido de sus padres. Cada uno sufría sus traumas y desde pequeño se podía acabar bastante estigmatizado, de forma que "quien mal empezaba, mal acababa". En general, era una educación muy autoritaria basada en el miedo, para la que no se requerían conocimientos especiales.
Muy recientemente, se ha descubierto que esos límites se pueden enseñar desde el amor, la comprensión y el refuerzo positivo, aun manteniendo firmemente los límites. De esta forma, se han conseguido excelentes resultados, sobre todo con quienes "mal empezaban", ya que muchas veces sólo se trataba de una motivación inadecuada fácil de cambiar. Este sistema es mucho más flexible, y busca educar la voluntad del niño, de forma que tome las decisiones correctas él mismo, y no como resultado de un miedo o amenaza. En su contra está que requiere mucha más formación, pues la intuición o lo que uno vivió de pequeño no son indicaciones adecuadas para saber llevarla a cabo. Además, actualmente, el entorno de los niños es mucho menos controlado (están mucho más estimulados por cine, televisión, radio, amigos), lo que requiere mucha más pericia y capacidad para abordar las situaciones.
Al resguardo de la educación positiva, ha surgido un tipo de educación que yo llamaría "Pasitiva", que viene a tratar de aplicar los métodos de la educación positiva sólo de oidas, basándose únicamente en la intuición, lo que en la mayoría de las situaciones desemboca en una educación sin límites ni normas. Es un caso paradójico, ya que aun siendo muchas veces propulsado por un amor sincero y preocupado por los hijos, obtiene resultados aún más negativos que aquellos que provocaba la educación tradicional. Es una lástima, porque este efecto pernicioso se solventaría con un poquito de formación. Para quienes vivís en España, buen ejemplo de este tipo de educación lo daban la mayoría de los casos que trató el programa "Supernany": padres amantes y preocupados, se veían completamente desbordados por niños aún pequeños, pero eran capaces de dar la vuelta a la situación con unas cuantas normas claras, un poco de paciencia y dulzura, y una sonrisa.
Pero, realmente ¿cuál es el peligro real de esta ausencia de límites y normas? Pues el peligro es que el niño, si no los encuentra, los seguirá buscando, cada vez más allá, y no parará hasta encontrarlos. Puede que tengamos suerte y en el colegio o cerca de nuestro entorno encuentre alguien que le muestre esos límites, pero lo más probable es que, si no hemos cumplido nosotros esa labor, no lo haga nadie en nuestro lugar... Y donde nosotros vemos un límite, porque así lo aprendimos, como el respeto a los mayores o la autoridad, o el respeto a las cosas ajenas, o no abusar del alchohol o la violencia, él no verá nada, si nadie se lo hace ver. Y así, no sentirá que obra mal cuando falte a todas esas normas... En definitiva, es un camino de años que terminará cuando se le muestre un límite, y si nadie lo hace antes, serán las leyes y la justicia.
Así que estas líneas son una llamada a la acción para aquellos que descubran que están peligrosamente cerca de la educación "Pasitiva": es fácil saltar a la otra, a la Positiva; basta con aprender de quien sabe, buscar ayuda y dejarse enseñar y leer algún buen libro de vez en cuando, aunque sólo sea una vez cada 3 ó 4 meses. Si lo valieron el colegio y la universidad, cuánto más la educación de nuestros hijos. Y es que el gran engaño de nuestros días es pensar que educar es tarea fácil, y que por el hecho de haber sido padres, ya estamos preparados.
¿quieres saber si estás educando "pasitivamente"? Aquí tienes un pequeño test para ver si tienes que tomar medidas.
1) ¿Están claras las normas en vuestra casa? ¿sabríais enumerar 3 ó 4?
2) ¿has leido algún libro sobre educación en el último año?
3) ¿hablas con cierta frecuencia con tu pareja sobre cómo queréis educar a vuestros hijos?
4) ¿Saben comportarse tus hijos cuando estáis con otras personas por sí mismos, sin que tengas que "comprarles" con promesas de premios y golosinas?
Si no has respondido SI a todas las preguntas, deberías revisar tus planteamientos educativos, puedes estar corriendo el peligro de acercarte demasiado a una educación pasitiva. E incluso en el caso de que este test no sea fiable y no corras ningún peligro, no te hará ningún mal revisar de nuevo el plan educativo para tus hijos :-))
En definitiva, te animo sinceramente a abrazar la educación en positivo, pero si no vas a poder dedicar el esfuerzo y atención que requiere, te aviso de que antes que ser un educador "pasitivo" deberías considerar aplicar las teorías de la "mano dura", por el bien de tus hijos...
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